El pensamiento mas profundo

miércoles, 19 de octubre de 2016

La pasión, ese sentimiento efímero que se desvanece tan veloz como aparece. Que causa estragos en mi cuerpo: estrujándome las entrañas, ahogándome de placer, provocando un torbellino en mi interior.  Una emoción que en ocasiones me convierte en amante entre sábanas y en otras, la loca capaz de arrasar con el universo para ganar batallas complicadas.

Confieso que es el componente principal de mi motor, que consigue sacarme de casa con la brisa de la mañana . El que acciona el mecanismo de mi locura. El que te arranca mordiscos con sólo una mirada.

Su lado oscuro logra hacerme fuerte como una roca; mordaz como una víbora; intensa como la luna llena. Condimenta mis besos, el roce de mis labios por tu cuello. Cuando no hay luz en la estancia ,se vuelve ente, obligando a tu cuerpo y al mio a bailar a un mismo compás. Se camufla bajo mi piel, para que no puedas intuirlo y así ganar más potencia cuando te alcance. 

Elige dejarte llevar por ella. Deja que te arrastre a mi terreno. Deja que te calle. Deja que traspase tú coraza. Deja que me facilite el camino a tú lecho. 

La pasión, esa fuerza interna que rasga mis sentidos. Quiebra mi alma con sus delirios de mujer. Desordena mi corazón con mariposas borrachas. Araña mi soledad con caricias alteradas.